Hace apenas una semana, tras una charla trivial, nos vimos atraídas hacia este camposanto con la promesa de encontrar alguna que otra celebridad. Lo cierto es que en pocas ocasiones me he adentrado en cementerios, las cuáles nunca han sido por motivos muy alegres. Pero esta vez era distinto, acudía en búsqueda de belleza, de historias escondidas esperando a ser contadas. Comenzamos a andar junto a una pared de nichos, nada fuera de lo común, salvo algunos nombres que provienen de tierras lejanas. «Vayamos a ver las tumbas individuales» si os digo la verdad no sabía que esperaba, pero tras pasar por un estrecho pasillo entre dos paredes de nichos se abrió ante mí un bello tesoro, así fue como me sentí ante una lindeza inesperada, una especie de adrenalina se apoderó de mí y quiero imaginar que de mi acompañante también, y ambas nos pusimos a explorar este lugar queriendo dar con nombres un par de celebridades que sabíamos que descansan en esta tierra.

Comenzamos a andar con nuestros teléfonos en la mano, haciendo búsquedas de los nombres con los que nos topábamos, pero nada remarcable; hasta que una bonita estatua captó nuestra atención, la tumba de Agata Lys, actriz española que desde los 70 apareció en películas de muy diferentes géneros y que ahora descansa junto a su amor en nuestra querida Benalmádena. «Si aquí está Agata Lys… Paul Lukas debe andar cerca» sugerí tras mis pesquisas en Internet, y efectivamente, apenas unos metros atrás y en un estado de conservación bastante lamentable para quien ahí descansa, se encuentra este actor que en 1943 ganó el Oscar al Mejor Actor por su papel en Alarma en el Rin, y que al fallecer en el año 1971 había plasmado como última voluntad ser enterrado aquí. Ahora su lápida está toda negra y las letras que indican que está ahí son casi ilegibles, remarcando su evidente abandono. Y para terminar en una esquina de esta sección, un conocido de todos los benalmadenses, el ex-alcalde Enrique Bolín, figura a la que más adelante podríamos dedicar una sección completa, al igual que a Imperio Argentina, la siguiente en nuestra lista de personas a buscar.  

Empezamos a bajar encontrando panteones bastante interesantes, y algunas lápidas de indudable belleza. No se puede negar que este es un cementerio bastante singular, ya que aquí convergen no sólo diferentes culturas, sino también religiones. Pues como escribió una vez Jorge Manrique: allí los ríos caudales, allí los otros medianos y más chicos; y llegados, son iguales los que viven por sus manos y los ricos.

Entre sus calles hallarás, japoneses, finlandeses, alemanes, arabes, estadounidenses y franceses; cristianos, musulmanes, y judíos, y ya te digo yo que más religiones aquí se encuentran. Gente de a pie, grandes empresarios, actores y actrices, políticos, algún escritor y algún torero, religiosos, nobles, e incluso el Príncipe de Suecia. Todos ellos han venido a mezclarse en este peculiar cementerio. 

Hay tantas cosas por contar en este lugar que no conseguíamos salir, pues una vez comienzas a indagar, no paras de toparte con un sinfín de historias. Aunque al final la lluvia nos hizo marchar, durante una semana no pude parar de pensar en esta joya que pasa desapercibido a los ojos que no lo saben mirar.

Hoy volví a realizar algunas fotos, sin duda el ambiente era muy distinto, 31 de octubre, víspera del día de Todos los Santos. Nada que ver con el cementerio de la semana anterior, repleto de personas acicalando los lugares de descanso de sus seres queridos, dejando flores y velas. Intenté molestar lo mínimo posible, di un par de vueltas y planifiqué mi próxima visita al Cementerio Internacional de Benalmádena, lugar que me ha dejado embelesada, y del que pretendo conocer hasta el último rincón y la última piedra. ¡Ya te lo contaré!

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